martes, 28 de julio de 2015

Volvoreta

Todas esas cosas que solían hacer los demás niños eran los pasatiempos más aburridos que se le solían ocurrir. A la pequeña Volvoreta le divertía mucho más observar cómo otros se divertían, la organización de los equipos, las normas del juego, el nivel de intolerancia ante las posibles trampas, el líder. Desde fuera se podían captar todo tipo de sensaciones que internamente la hacían crecer, ella así lo sentía. 

Sus dibujos y algunos de sus relatos no eran dignos de alguien de su corta edad. Con tan solo seis años era capaz de transmitir pensamientos o incluso vivencias ficticias de alguien con los bien superados treinta o treinta y cinco años.

Volvoreta era alegre y un poco tímida, pues al no compartir demasiados intereses con sus compañeros se hacía más complicada la labor de, como dirían los mayores, coger confianza. Algo que sólo ella comprendía. Algunos pensarían que era rara, pues poco más se puede discurrir a esas edades. Otros, quizás más imaginativos, que sus padres no le dejaban jugar con otros niños. Quizás en otras familias con hijos más problemáticos, pero no en la de Volvo. Atípica era como sus profesores la identificaban.

Su hermano mayor estaba en la Universidad y ya sólo pasaba cortas temporadas en casa durante fechas especiales o Navidad, pues en verano solía viajar, su gran pasión. La mamá trabajaba en casa diseñando joyas y tocados para fiestas, una gran profesional que además se ocupaba de las labores del hogar como la limpieza y la alimentación. Voloreta era muy ordenada, su cuarto, su ropita y sus libros estaban siempre colocados adecuadamente en su lugar, de esta manera era rápido y cómodo encontrarlos en el preciso momento en que eran necesitados. Díselo tú a otro pequeño. Su padre viajaba mucho. Era músico y formaba parte un grupo, con bastante éxito nacional, del cual era el principal compositor. También pintaba y alguna que otra escultura había conseguido ejecutar con sus manos. A Volvoreta le encantaba disfrutar de los momentos en los que su padre se encontraba solo ante el piano y la guitarra. Probablemente creando nuevas melodías, a veces letras... mucho más que disfrutar de un concierto en directo desde un palco de los más prestigiosos de cierto reputado auditorio del país. En cada gira no se perdían, al menos, dos de los espectáculos más importantes: el del Rey, al que asistían numerosas celebridades, y el del barrio alargándose durante horas donde no faltaban las improvisaciones, rememoraciones de antiguos temas o incluso coreando las más famosas canciones de gran éxito mundial.

Ellos eran los únicos capaces de crear interés en la todavía demasiado joven mujercita que soñaba con libros. Libros de texto, libros de ilustraciones, cuentos, novelas, algún que otro cómic. Todos eran de su agrado. Aprendía rápido, llevando una clara ventaja sobre sus compañeros. Lo primero que realizaba cada día al regresar a casa eran los ejercicios con los que su maestra le retaba como repaso. Era indiferente si debieran estar hechos para mañana o para dentro de una semana, Volvoreta los desarrollaba en el primer instante que encontraba libre. Los favoritos los de lengua, aunque tanto le gustaban que el entusiasmo duraba casi más que el tiempo que podía emplear en el transcurso de su confección. Así es que buscaba más libros, más tareas, escribía semanalmente cartas a su hermano, en forma de email, muchas veces relatanto cuentos para transmitirle los acontecimientos y vivencias que se estaba perdiendo en el barrio. Y si algún día no sentía la inspiración de escribir, dibujaba.

- El mundo más allá de mis ojos -

domingo, 19 de julio de 2015

Me moría de ganas

'Me moría de ganas' pensó ella nada más imaginarse desnuda en una piscina a la luz de la luna sin otra compañía que la de sí misma. Lo que acababan de ofrecerle era, probablemente, lo que menos se esperaba en ese momento, aunque sí se creía merecedora de un obsequio de, como poco, semejante calibre.
Varios días habían pasado desde aquel instante en el que la puerta se cerró. Días de hambre, desamparo, incredulidad y un sinfín de emociones que jamás había sentido. Pensamientos contradictorios luchaban en su cabeza por salir a relucir el máximo tiempo posible. Pero en un pronto ataque de lucidez dispuso sobre su mente una, mas bien poco amplia, baraja de ideas que, tal vez en su orden correcto, resultaría una salida.

Volver no era una opción, así que se dispuso a crear un nuevo camino, probablemente rebosante de maleza con la cual tropezar para, sencillamente, no olvidar dónde se encontraba. Astucia era el nombre con el que soñaba. Quizás algún día sería reconocida así. Quizás había llegado ese momento. Quizás estaba por llegar. Solo una nueva identidad podría hacerle salir del infierno al que le habían empujado, el pozo más profundo que había conocido, la peor de las miserias que podría imaginar en un mundo de ficción. Ni tan siquiera tenia en posesión los útiles básicos de supervivencia. Ni un centavo, como un diría un americano. Ni nada que llevarme a la boca, como diría una madre sin recursos. Pero un objetivo claro, convertirse en una nueva persona era su fin, su propósito, su meta. Y no lo lograría sin ayuda o al menos sin caridad. Y eso fue lo que la salvó.

Paso a paso. Poco a poco. Un ser paciente como lo era ella a la que nadie conseguiría frenar ni nada la permitiría distraer de su cometido. Solo así olvidó y viajó gracias a los andantes de las aldeas vecinas y no tan vecinas sobre las cuales fue creándose una historia. La historia de su nueva vida. La historia que contaría a todos aquellos a los que, a partir de hoy, conocería. A su futura familia que deseaba con todas sus fuerzas no tuviera ningún parecido con la suya pasada, olvidada. Ellos no se merecían ser recordados por alguien que lo que más poseía en su interior era un sueño, ser feliz.

- El mundo más allá de mis ojos -

jueves, 16 de julio de 2015

Libertad de prensa y veracidad de información en los medios de comunicación, todo un reto

El Ayuntamiento de Madrid, encabezado desde hace apenas un mes por Manuela Carmena, ha decidido crear una web con la finalidad de permitir "a la ciudadanía y a los medios de comunicación encontrar la información original que dio lugar a una noticia que en su recorrido se ha modificado y contiene afirmaciones inexactas o matizables", cita textual encontrada en dicha página. Personalmente considero que es una idea muy acertada, a pesar de las críticas recibidas por parte del Partido Popular o incluso de los propios medios de comunicación, incluyendo la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).

Este nuevo canal se llama "Versión Original" y su creación no sería necesaria si no existiese un grave problema que diariamente se repite publicando noticias falsas, tergiversando la información para confundir al usuario mediante prensa escrita, radio, televisión, etc. Es un hecho muy difícil de controlar, ya que gracias a la libertad de expresión y a la libertad de prensa, todos somos libres de dar nuestra opinión y de informar sin necesidad de publicar fuentes ni siquiera probar que lo que estamos divulgando está basado en algo real u oficial, en este caso.