jueves, 12 de marzo de 2020

¿Cantarán los artistas cuando están en casa?

¿Cantarán los artistas cuando están en casa? Cuando escucho música, ésta es una pregunta que me hago constantemente. Supongo que los que viven en mansiones alejadas lo harán, pero a quién le interesa eso, a la gente que convive con él y ya está. Yo me refiero a los artistas que viven en pisos, que tienen vecinos, que viajan de hotel en hotel o de apartamento en apartamento. Cuando están de gira, por ejemplo, ¿se meterán en la ducha un día libre de no concierto y cantarán alguno de sus temas? ¿O quizás interpreten canciones de otros? ¿O crearán versiones mientras sacan la pizza del horno? Bueno yo estoy casi segura que algunos sí. Y tener a Mick Jagger de vecino. O a Mick Jagger y a sus ocho hijos. Y tenerle como al vecino que se le caen las canicas. Y sus nietos y bisnietos recogiéndolas. Todas las noches. Decido buscar un documental para no pensarlo.
Paro en ‘Madrileños por el mundo’ y aparece uno en Trento que vive en Italia desde los 18 años, y 25 años después, ahora con 45, habla español con acento italiano. ¡Pero qué cosa! Cantarín y de esos que saludan con la mano a los españoles que se va encontrando, “decidió de quedarse [sic]” hasta el punto de olvidar la gramática y entonación de su idioma natal. Pero su gran gloria televisiva no se queda ahí, su mujer italiana afirma durante el programa que cuando le conoció no le entendía (en italiano, supongo) y para finalizar él mismo reconoce no querer volver a vivir en Madrid, mientras ella afirma que sí le gustaría. Para mejorar la comunicación de esta pareja ha valido la pena el programa. No veo más. 
Encuentro el documental, “La Tierra en cuatro estaciones”. La primera parte, como no, la primavera, era narrada por Angels Barceló en Alaska, donde los osos Grizzly se despiertan tras 6 meses de hibernación. ¿Qué harías tras seis meses sin hacer nada? También despiertan millones de mariposas monarcas y comienzan a volar para vislumbrar los cortejos de las aves macho a las hembras. Las golondrinas salen pitando hacia Europa, sobrevolando el precioso y peligroso desierto del Sahara buscando sus piscinas naturales, mientras lejos, los pingüinos se reproducen, y al mismo tiempo, muy lejos, se fortalecen las plantas produciendo un gran llamamiento a los insectos.
Escucho tan profundamente a mi vecino que parece haber entrado en mi casa, subir las persianas e incluso salir a la terraza a colocar el plástico que cubre el carro de la compra. Llega el verano y la fauna sigue en constante movimiento. Las migraciones y los cortejos son necesarios para la supervivencia en el calor extremo. La escasez de agua permite que presas y depredadores beban juntas en el mismo charco. Trabajaría sobre un escritorio sobre el que se sitúe una ventana, por si en algún momento pudiera servirle de inspiración momentánea a alguien.
Pepa Bueno narra el otoño, donde la preparación al frío y el abastecimiento son tareas imprescindibles. Las especies realizan grandes escapadas de la nieve, migraciones en bandadas. Los animales se preparan para hibernar, ha sido un año duro. Se forma el hielo. Recuerdo el día que le discutí a un chef italiano sobre la salsa carbonara. En España se hace con nata. Tuve que resignarme. Aquel día cuestioné mi sabiduría, me di cuenta de cuántas tantas preguntas me debería hacer. Y cuántas tantas otras deberé no responder. Al igual que el saber no ocupa lugar, dejará siempre un espacio a la ignorancia para que no desaparezcan sus significados y nuestro progreso. 
Invierno. Zorros a -70 grados centígrados. Se puede llegar incluso a los -90º en el continente antártico, tirito tan solo con escribirlo. El lobo a la caza del bisonte. El oso polar sigue las pisadas de una hembra tras la oscuridad del invierno. Los pingüinos macho incuban los huevos. En la Antártida se hará de noche para los siguientes seis meses. Escucho cuatro veces el último mensaje porque desea buenas noches a cualquiera que lo lea, aun a tres mil kilómetros de distancia, por mensajero aéreo.

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