Utilizamos mal la palabra "arrancar" cuando lo hacemos como sinónimo de empezar. Se arranca una planta, si acaso una máquina. También algo repentino como cuando ella arrancó a aplaudir. Pero si sacar de raíz se ha convertido en algo como empezar un proyecto, conectar también ha pasado a ser una palabra electrónica.
Si conecto con alguien lo hago vía redes sociales, teléfono móvil o cualquier otro tipo de comunicación. Ahora sí conectamos por su propia definición. ¿Dónde quedó entonces la conexión emocional, el "conecto contigo porque me siento a gusto", conecto con tus reflexiones, conecto con tus pensamientos? Recuerdo cuando podíamos enlazarnos con premisas intangibles, y entonces no nos interesaban las palabras.
Tal y como escribe Ramón Lobo en InfoLibre, "Ya no se dice 'punto de vista' sino POV (point of view). Es solo un ejemplo. Así hablan en las reuniones y en las televisiones. En este batiburrillo de reducciones intelectuales es complicado detectar la idea principal". Se crean discursos vacíos de contenido y repletos de indescifrables siglas y nuevos términos. Y centremos que el artículo citado trataba sobre el cambio climático, "La idea, en este caso, es que nos jugamos la vida del planeta".
Una impresión, con certeza no desacertada, es decir un montón de términos técnicos, siglas, los acentos lingüísticos más exagerados manteniendo la compostura. Invéntate palabras y sugiere que en vuestra oficina os referís a ello con ese paradigma, y acompáñalo de un gesto. Aunque sea de forma inconexa. Se asumirá que controlas lo suficiente del tema y que estás en ello.
Existen otras vertientes. La más utilizada después de la ya explicada consiste en hablar durante muchísimo tiempo seguido, sin pausas y sin aceptar interrupciones, sobre lo que te dé la gana. Lo importante es ser constante durante el tiempo adecuado y dejarás a todo el mundo sin tener nada que decir. De este modo apenas tendrás que recurrir a palabras que ni siquiera sabes qué significan.
Me parece ominoso utilizar el lenguaje para este tipo de literatura en lugar de hablar de cómo las aves nidifican los paupérrimos campos mientras reverdecen esta primavera. O del docudrama arabesco que emitieron en La 2. Siempre es bueno seguir a @RAEinforma para enterarte de estas cosas. Pero no quiero ser metiche. La vida es una madness, pero muy awesome (Madness: locura; Awesome: genial, guay).
A mí me toca mucho los huevos la gente que habla y escribe así; retorciendo el lenguaje y pervirtiendo el idioma. Prefiero la inocente vulgaridad del gañán a ese tipo de fusiones idiomáticas del gilipollas trasnochado que ha leído un poco.
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