Más de 12.000 personas vivían en Moria antes del incendio que arrasó el campo de refugiados más grande de Europa el pasado 9 de septiembre de 2020.
Situado en la isla griega de Lesbos, el campo de refugiados de Moria estaba preparado para acoger a 3.000 personas. La sobreocupación, la falta de recursos, de soluciones, de visión de futuro y de libertad continúan provocando desconfianza.
María F. Sánchez escribe en cuartopoder: "Las autoridades griegas han amenazado con negar el acceso a la protección internacional a quienes no se trasladen al nuevo campo de refugiados, construido en la zona de Kara Tepe. Esta medida sería de una legalidad más que dudosa".
Unas 4.000 de esas personas son niñas y niños, y al menos 400 de ellas llegaron a Europa solas, sin ningún familiar que les acompañe. Estas últimas serán acogidas por países de la Unión Europea, la mayoría por Alemania y Francia. Alemania acogerá además a unas 2.000 personas refugiadas más.
#Europa tiene que dar una solución de vida a estas familias. Y preocuparse mucho más de cómo se vive en estos campos.
— Lucía (@lnanta_ou) September 10, 2020
También nosotros debemos exigirlo mucho más https://t.co/adF1TZeKcg
Una mujer tira de un palé sobre el que están su hijo y sus posesiones en su camino hacia un nuevo campamento de refugiados y migrantes en la isla griega de Lesbos. Foto: Yara Nardi / Reuters. pic.twitter.com/v2zzVrFp7s
— Iñigo S. Ugarte (@Guerraeterna) September 23, 2020
Miguel Urbán, activista y diputado del Parlamento Europeo, está convencido de que "lo que quieren es quebrar a estas personas. Cuando ponen instalaciones precarias, con cuartos de baños llenos de mierda, con agua que no sale, la imposibilidad de poder limpiarse o ducharse, hay una finalidad: que no vengan a Europa".
No hay comentarios:
Publicar un comentario